sábado, enero 21, 2006

plenilunio

... de nuevo se abrazó a ella, estrechándola muy fuerte, buscando su boca, la piel tan suave de su cintura bajo la camiseta, muerto de deseo, con la urgencia sexual de un hombre mucho más joven, de quién sólo hace muy poco que no ha probado de verdad lo que no sabía que existiera y ya no sabe vivir sin esa dulzura...