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sólo necesito estar, permanecer, silencio, no hablar, abrazos y besos... poco más, eso y oir tu respiración junto a la mía... nada más y nada menos...
sólo necesito estar, permanecer, silencio, no hablar, abrazos y besos... poco más, eso y oir tu respiración junto a la mía... nada más y nada menos...
el invierno ya se ha ido, casi sin darme cuenta ha pasado el frío, he guardado las bufandas, los gorros y las mantas...casi sin darme cuenta el tiempo ha pasado y ya es primavera. Recupero mi chaqueta de pana con chapas y mis camisetas divertidas... el sol entra por la ventana... ya ha llegado la primavera...
hoy, mientras desayunaba, me he acordado de las cookies que me comprabas en Le Mans. Me las traías envueltas en una servilleta...no he vuelto a comer una cookie tan rica... sabías que me encantaban... también me las traía mi amiga Raquel... ¡qué ricas estaban!
... si lo que quiero es soltarme y mostrar que ya ha pasado... y abrazarte bien...y decirte algunas cosas sin sentido, de las que siempre olvidamos, aunque apaguen este frío...si lo que quiero es desnudarte y llevarte hasta la cama, y morderte entre los dientes... y rozar tu piel, y reirnos de lo absurdo de unos actos que aunque pesan y averguenzan, nos conducen hasta el sexo... pues mejor nos divertimos y olvidamos todo esto y nos decimos algo raro, sin sentido, que nos quite este frío y nos vamos a la cama, como en los días corrientes...
... ayer, mientras iba en al autobús, un olor me recordó a mi abuela Enriqueta, mi abuelita... era ese a señora mayor, un olor muy característico, un olor que hace años que no sentía, que no notaba... ese olor me recordó a mi abuela y automáticamente, sus manos vinieron a mi memoria. Unas manos pequeñas, como las mías, y arrugadas, unas manos con un anillo de plata... unas manos temblorosas que se hacían un moño bajo con ese pelo de mis colores que me fascinaba (blanco, negro, amarillo...)... esas manos que me acariciaban y pellizcaban mis mofletes, que curaban mis heridas cuando me caía con la bici... esas manos que me conocieron y me acariciaron en los últimos días de su vida... esas manos que jamás volverán a acariciarme... esas manos que jamás me abandonan, porque yo sé que cuidan de mi...
...las heridas del alma tardan en cicatrizar, en curarse, mucho más cuando vienen de lejos, cuando han vivido contigo tanto tiempo... trato de curarlas, cuesta, pero lo intento...